(Ya va a venir el día; da
cuerda a tu brazo, búscate debajo
del colchón, vuelve a pararte
en tu cabeza, para andar derecho.
Ya va a venir el día, ponte el saco.)


Vallejo.

Omayra: ¿Traes un lápiz?

Tasta: Sólo pluma.

Omayra: ¿¡Qué!?

Tasta: Que sólo traigo pluma.

Omayra: Te entendí "fuga al pub".


Esto me salvaría de horas y horas de pensamientos tortuosos.
Lo bueno que trae suficientes gigas para musicón.


(When you are smiling
ocurre que tu sonrisa es la sobreviviente
la estela que en ti dejó el futuro
la memoria del horror y la esperanza
la huella de tus pasos en el mar
el sabor de la piel y su tristeza.

When you are smiling
the whole world
que también vela por su amargura
smiles with you.)


Benedetti


Luego de un mes de ausencia, volví a mi casa. Me encontré a las golondrinas que en agosto pasado se instalaron en mi cochera. Rehicieron su hogar.

Awww.




Además, lo que deduzco como un niño en problemas, dejó en mi puerta una descriptiva nota, que da cuenta sobre la pérdida de su perro. La nota estuvo esperando desde principios de mayo a ser leída, no sé que habrá pasado hasta el día de hoy.



El autor se tomó la molestia de reiterar su número telefónico, a manera de susurro.

No encuentro biblioteca que lo tenga. ¿Dónde estás Arlt?
Si alguien lo tiene, rólelo que me urrrrrge.

Le digo a Pedro que su cumpleaños número treinta es una de esas cosas que sabíamos que pasarían, pero llegado el momento no lo podemos creer.

Esta mañana al llamarle para felicitarlo dijo sentirse muy bien y que, incluso, había despertado con una buena erección

-Eso a tu edad es muy bueno, Pita- le dije

Un tanto ofendido me reprochó que nosotros -veinte añeros- nos dirigimos a los treinta igual que él, le contesté que para ese entonces, nosotros estaremos muy ocupados en chingarle el alma por sus cercanos cuarenta.

Es digno de mencionar que a pesar de tener treinta años, (wow, sigo sin creerlo) Pita Limas Talaverga sigue luciendo así:







¡Por favor! AMO a este pinchi mono y cuando lo veo en puestos o tiendas está todo chafa y parece fabricado con la cola. En cambio, Fredflare tiene éste que está todo fluffy y bonito. Argh, muero por uno.

A veces se me olvidan las cosas que me gustan. Las que me han gustado durante mucho tiempo o las que lo hacen sorpresivamente.
Hoy que lo pienso con una sonrisa, afortunadamente estas cosas se llevan a cabo en la facultad. Dentro del aula discutir hasta ponernos colorados, brincar de una frase célebre de Heidegger a cualquier pesimismo de Nietzsche, encontrar jocosa la terminología de Chomsky. Estar consciente de que un grupo mayor a diez personas me escuchan, asienten y admiten estar de acuerdo conmigo. Es genial y totalmente vanidoso.
Gozar del aire acondicionado de la biblioteca, elegir libros al azar con Omayra y leernos pasajes, que se supone, dictan cómo andan nuestros sentimientos esta tarde. Hoy me tocó un fragmento de Francisco de Moncada en Aragonés, hablaba sobre la patria y cómo defenderla del intruso. Yo soy la patria y desde ahora en adelante le propongo la guerra a mi mal humor.
Encontrarle el lado divertido a los días no es posible en la soledad, al menos no para mi, por eso caigo en cuenta –muy torpemente- que olvido las cosas que me gustan, las dejo de lado por querer adoptar “lo que le gusta al otro”. De cualquier manera, sé que no está de moda andar redescubriendo las novelas filosóficas en español. Por eso soy la patria e impongo mis propias modas.

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