Los vecinos del apartamento cuatro se compraron un gorila como mascota. Está en el patio que ambos compartimos y me mira. Al querer analizarlo, el gorila rompe la ventana al posar su garra sucia, haciendo un regadero de vidrios que rasgan las cortinas.
-Esto ya valió- pienso mientras tomo mi bolso del suelo y me coloco al revés mi chaqueta Cacharel azul.
El gorila se abre paso al interior de mi apartamento y destruye el escritorio con su peso, lanzando al aire papeles que, como confeti, celebran su estrepitosa entrada en casa ajena.
Etiquetas: sueños
2 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Saludines.