Cuando iba en primaria pensaba que mi
Rubber Soul en cassette era
El Gran Descubrimiento, aunque para las niñas de la cuadra fuera algo "extraño y aburrido".
No había cosa más genial: ponerle
play y leer la colección de
Mafalda 12,
cagarme de risa durante horas mientras me tomaba un
chocomilk tras otro.
Buscas a huevo que las cosas te pertenezcan;
Mafalda y los
Beatles son mi hogar, son mi padre y mi madre, los siento míos. Cuando veo a grupos de personas hacerse llamar
"Las Mafaldas" o alardear diciendo
-Mafalda es el hit we-, lo siento ajeno y falso. Es egoísta -y tonto- pero tengo las entrañas revueltas con esos recuerdos, que no imagino mi porvenir sin ellos. Que de cursi se pone uno con los recuerdos de la infancia.
Papá estuvo a punto de
nombrarme Mafalda, entonces mamá le dijo que sí, pero tendría que ir él al registro civil y hacerlo. Papá era
huevón.
Me llamo
Yaneth (wtf)
¡¡¡asdfghjklñqwertyuiopzxcvbnm!!!
*sigh*