Rencores

Qué necesidad, por qué mi percepción del tiempo es tan fatalista. Odiar es como amar, hay que elegir muy bien la cosa a odiar/amar. Yo odio al tiempo, me patea la nuca. Odio sus estupidos segundos, palpitantes, hirientes, carcomidos. Me cayó mal desde que tenía 10 años, cuando comencé a entender sus insultos camuflados, siempre mirándome sobre su hombro con esa cara ansiosa de joder, joderme a mí. Odio que me tome del cuello y me lleve arrastrando los pies, yo como toda buena idiota tratando de emularle el paso. Hemos tenido convenios implícitamente espontáneos, tal vez yo me los invento y en mi mente sepia imagino que él también esta de acuerdo. Cuando trato de evitarlo se me sube por la garganta, me quiere perforar la traquea, me quiere perforar a mi. Aunque intente tragarlo por millonésima vez y ahogarlo en jugos gástricos siempre lucha, me grita, me reta, me insinúa su perversa soberbia. Él, siempre petulante, amargándome el segundero y el minutero. Odio los espejos; pero más odio los relojes.

1 Comment:

  1. Julio C. said...
    "La hora es un concepto abstracto creado por otras formas de vida para monitorear su constante decadencia."

    -Thundercleese


    Concuerdo totalmente con la ideología aquí presentada.
    Odio al pinche tiempo con todo mi ser.

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