Permanezco mirándote mientras haces cualquier otra cosa. Hoy te observé en silencio mientras jugabas en el café del centro. El remolino de tus bigotes, tu increíble blanca piel, tu lengua bordeando los dientes que saboreaban aun el té verde que pediste.
No quiero ver La Peli o Los Simpsons, porque este ejercicio de observación me ha arrebatado. Me hace sentir en pleno descubrimiento de lo más increíble del mundo.
Agradezco la amplia vista panorámica en el trabajo; puedo verte dar de pasos entre los espesos árboles del jardín, mientras te acercas a la puerta de la librería cargando tu sonrisa de diez, para darme besos a la hora de comer, mi hora favorita.
Etiquetas: Walter
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