No hay que justificar la pendejéz con juventud, ¡vamos! tener más de veinte años no da para comportarse de dieciséis en un mundo de casi treintañeros. Se debe aceptar la edad, así como se aceptan gustos musicales y creencias tontas sobre la no-existencia de Don Dios. Así como se conversa con rapaces sobre la hermenéutica, la lingüística teórica y demás palabras que suenan interesantes en una cantina. En lugares como esos, una persona que se jacte de estudiar más allá de la preparatoria será siempre un iluminado, un joven rumbo a los treinta que sabe más que cualquier pelagatos.
Al día siguiente volverás al cantinón, a predicar de nuevo la misma historia sobre lo interesante e importante que es el lenguaje, lo astuto que te hace ver el discutir si Cortázar es o no el representante de la literatura en tu idioma. Ya con tres caguamas olvidarás tu función social y la limitaras a fanfarronear entre ineptos.
Congratulaciones.

2 Comments:

  1. Payoman said...
    ...shi shi shi...
    adriana said...
    auch...

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